Como [1]

Esta calidez familiar.

«Es real. No es un sueño.»

Cuando Amanda miró a los ojos de su padre, las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas.

—Está bien.

Secando la lágrima de su mejilla, Eduardo le sonrió suavemente.

—Soy yo de verdad, Amanda. He vuelto.

—Ah.

Amanda emitió un sonido débil mientras abrazaba a su padre aún más fuerte. Esforzándose por impregnar esa calidez dentro de su mente.

Un rato después, Amanda abrió la boca. El sonido frágil de su voz resonó por toda la habitación.

—¿C..cómo...cómo estás aquí?

¿Cómo era posible que su padre hubiera regresado del mundo demoníaco?

Muchos le habían dicho que esto era una hazaña imposible. Algo que nunca se podría lograr debido a lo peligroso que era el territorio.

Muchas veces había querido ir ella misma, pero sabiendo lo débil que era, solo pudo soportar el dolor en silencio y seguir entrenando hasta volverse lo suficientemente fuerte para ir.

Sin embargo...