—Era el humilde servidor que la informó —la voz sonaba cascada y amistosa. En cuanto se oía, uno se sentía refrescado tanto en el corazón como en la mente. Las cejas de Wei Wuyin se elevaron levemente mientras sus ojos se desplazaban para observar a un hombre vestido con un traje negro y azul, muy limpio y nítido.
Parecía tener cuarenta o cincuenta años por su apariencia con indicios de arrugas emergiendo en su rostro, ojos ligeramente caídos y una sonrisa blanca con un conjunto imperfecto de dientes que le daban una sensación más terrenal. Su sonrisa tiraba de sus arrugas hacia arriba y revelaba que este hombre probablemente fue bastante guapo en su juventud.
El cabello negro con sienes entrecanas y mechones resaltados era bastante estético y encajaba perfectamente con su apariencia general.