Esas tres palabras fueron tan claras como el trueno celestial estallando dentro de un mar muerto. Tenían las cualidades de ser un sonido que estaba siempre presente, esquivo, lejano e incomprensiblemente cercano simultáneamente, dando la sensación de disonancia cognitiva que evocaba confusión sin límites.
¿Era esta voz un recuerdo? ¿Era una premonición? ¿Era real? ¿Era falso?
Todas estas preguntas surgieron dentro de los pensamientos de Wei Wuyin mientras su corazón latía salvajemente con tremenda fuerza. Su corazón era como un dios mitológico antiguo, bombeando fluidos eternos, infinitos y misteriosos en su cuerpo. Se sentía como si estuviera siendo transportado a través de innumerables corrientes diferentes de realidad con cada latido que surgía de su corazón, alcanzando su cerebro e influyendo en sus sentidos. Era como si se convirtiera en un viajero ocioso en el vehículo que era su mente y este se apoderaba de su sentido del equilibrio.