—Fei'er, ¿qué opinas? —preguntó Xue Yu a esta su hermana. El tono en el que habló era suave y lleno de precaución. Era como si tuviera un poco de miedo de ofenderla, buscando aprobación para hablar más sobre este asunto.
Fei'er, o Xue Yifei, estaba en silencio. Sus ojos avellana detrás de su velo estaban ondulando sin parar con pensamientos y cálculos. Su falta de comentario provocó que el resto de la habitación cayera en un silencio tensísimo. Incluso el anciano solo podía respirar ligeramente, aunque en su corazón estaba un poco frustrado.