—¡Yi! —un delicado grito resonó seguido de un fuerte golpe, causando que un gemido de dolor que haría a muchos hombres sentir lástima y preocupación resonara.
En una tierra de suelo y montañas, un cráter fue formado por una figura que caía. Se oían una serie de tosidos desde el cráter mientras una mano suave e inmaculada salía y agarraba el borde del cráter.
Cuando la figura se levantó, soltó un sonido casi indistinguible de sorpresa e incredulidad. Después de asomar la cabeza por encima de los bordes del cráter, observando las vistas ante ellos, se preguntaron en silencio: «¿Dónde estoy?»
Los ojos esmeralda de la figura inspeccionaron los alrededores. Un mundo lleno de arena semejante a tierra, gris y seca, fue revelado. La humedad del ambiente era extremadamente incómoda, y el calor casi insoportable. Solo por tocar el suelo durante un período prolongado se originaban sonidos chisporroteantes de la mano tierna y delicada de la figura.