—¿Entonces el token por una oportunidad de vida? —Bai Yuxi, que seguía pensando en las posibilidades de fracaso, se dio cuenta de que esta era una situación ideal. Sus ojos se iluminaron mientras hablaba con una emoción desbordante.
Wei Wuyin le echó una mirada, tosiendo un poco más fuerte. Su estado físico parecía estar en declive, con las toses volviéndose más frecuentes, más pesadas que cada tos anterior.
—Sí.
Lin Ming se relajó un poco. —Las acciones tienen consecuencias. Solo los tontos usan medios autodestructivos para obtener ganancias temporales. Como alquimista, deberías saberlo mejor.
Pero, ¿cómo se podían decir tales palabras? Wei Wuyin replicó rápidamente, un rastro de ira en sus ojos:
—Si no fuera por esa mujer que me detuvo, ¿estaríamos teniendo esta conversación? No. Habría sido el ganador final de esta prueba, todo el último alijo sería mío, y este estado en el que estoy no habría sucedido. ¿Realmente no te das cuenta de esto? ¡¿Eres realmente un idiota iluso?!