A cierta distancia, Dyon miraba por las grandes ventanas de la suite con una expresión pensativa. Llevaba puestos sus pantalones de chándal y se había quitado la camiseta para limpiar su herida y cambiarse las vendas. Ri y Madeleine se habían ido a bañar juntas, algo que él había querido hacer pero del que fue expulsado, para su tristeza.
«Te debo. Pero no puedo casarme contigo».
Por más engreído que sonara, Dyon tenía que ser realista consigo mismo. El hecho de que incluso pensara que le debía algo a Clara en primer lugar ya era engreído de su parte. No había visto a Clara desde que tenía 16 años, y aun antes de eso, no había hablado con ella desde que tenía 13. No sabía qué le decía que ella todavía tenía o alguna vez tuvo sentimientos así por él. Era pura vanidad.
Pero, sin importar si ella tenía o no sentimientos, él le pagaría. No sabía si era posible que otros mortales además de él cultivaran, pero al menos llevaría a Clara a experimentar el mundo marcial.