Nada...

El rostro de Dyon palideció mientras la torre se sacudía violentamente con las vibraciones del planeta. La sensación de impotencia se filtró profundamente dentro de él.

Un dolor agudo hizo que Dyon escupiera sangre. Su conexión con su marioneta se cortó más allá de su control. Simplemente no podía sostenerla.

—Dyon… —una voz suave surgió desde detrás de él, haciendo que sus hombros se congelaran incluso en medio de sus tosidos.

Clara tenía que preguntar. Ella no tenía los sentidos que ellos tenían, y no podía seguir los movimientos de los últimos momentos de la Matriarca Niveus en absoluto, pero había escuchado sus últimas palabras muy claramente… No hacía falta ser un genio para entender lo que acababa de pasar… Pero, no podía obligarse a decir las palabras o a formar completamente el pensamiento…