Socio

—¿Mientras no sea un Aventurero de Rango S? Te estás echando la mala suerte encima, Leo. —Eva sacudió la cabeza.

—Estaré bien, de verdad —insistió él.

Eva reflexionó un momento antes de hablar:

—Te dejaré ir al Desierto como Leon, pero con una condición. Si no aceptas esta condición, no te dejaré ir. ¿Tenemos un trato?

—¿Qué tipo de condición? —Leo levantó una ceja.

—Debes tener un compañero contigo cuando salgas de la academia, y esta persona debe ser aprobada por mí.

—¿¡Qué?! ¡Pero iré como Leon, no como Leo! Nadie en esta academia, aparte de ti y la Señorita Camille, sabe sobre mi identidad como Leon —exclamó él.

Eva se encogió de hombros.

—Entonces será mejor que lo resuelvas, porque si no encuentras un compañero, no irás a ningún lado. Además, no es que tengas que encontrar un compañero de la academia. No pienses mal de mí, Leo. Estoy haciendo esto para mantenerte a salvo.

«...» Leo observó en silencio mientras Eva salía de la sala de entrenamiento, dejándolo solo.