En ese momento, Berengar estaba sentado en su estudio, revisando los informes en su escritorio. Había varias notas de importancia que debía analizar. Muchas de ellas estaban enfocadas en la adquisición de recursos para sus embarcaciones.
Para lograr esto, Berengar había enviado representantes comerciales a la Unión de Kalmar en Escandinavia en un intento de obtener un suministro abundante de madera de roble. La razón era simple: Noruega poseería un enorme almacén de ese material y, en la actualidad, había poca demanda para él. Por lo tanto, podía adquirir sus materiales de construcción naval a un bajo costo.
En cuanto a la adquisición de lino para las velas y cáñamo para las cuerdas, Berengar ya había comenzado a cultivar tanto cáñamo como lino desde hace algún tiempo. Así que no necesitaba gastar demasiado dinero para conseguir la cantidad que le faltaba de su inventario actual.