La búsqueda de la Princesa desaparecida

Tras la desaparición de Honoria, la Familia Imperial del Imperio Bizantino estaba en un estado de pánico. Especialmente el Emperador, con su hija desaparecida, significaba que su alianza con Francia estaba en ruinas. El Rey Francés responsabilizó al Emperador Vetranis por la desaparición de su hija. Declaró que, si no la encontraban dentro de un plazo específico, la dinastía de Valois consideraría el compromiso roto.

El Emperador Vetranis estaba sentado en su trono mordiendo sus uñas, un mal hábito que había adquirido durante su juventud y que solía utilizar cuando estaba ansioso. Su hija estaba desaparecida, sin la menor pista sobre su paradero. El Príncipe Francés Aubry había regresado a casa trayendo noticias sobre la razón de su desaparición, lo que provocó que la Monarquía Francesa hiciera demandas excesivas al Emperador como compensación.