Involucrándose en la Guerra de los Cien Años

En lo profundo de la ciudad de París se encontraba el Monarca Francés, el Rey Gilles de Valois, sentado en su trono y atendiendo a una delegación diplomática del Reino de Austria. Berengar finalmente había comenzado a mover sus fichas dentro del Reino de Francia, y la Corona Francesa era solo una de las facciones en su plan para desestabilizar aún más la región.

Aunque Gilles no tenía forma de saber cuáles eran las verdaderas intenciones de Berengar, aceptó a regañadientes a la delegación austriaca que actualmente se encontraba frente a él. De pie al lado derecho del Monarca Francés estaba su hijo, el Príncipe Aubry de Valois, quien había regresado de la campaña militar después de suplicar repetidamente a su padre. Como era habitual, el Rey Francés nunca cumplía con disciplinar a sus hijos descarriados.