Adela se sentó dentro de los confines de la habitación, la cual contenía su Gran piano. Presionó las teclas con facilidad y de manera maestra, logrando una canción inquietante y deprimente. Había pasado mucho tiempo en los últimos meses en soledad, reflexionando sobre los asuntos que habían hecho a Berengar volverse tan distante con ella últimamente.
Finalmente había llegado a la conclusión de que su naturaleza devota había causado que su esposo se alejara de ella. Sin embargo, no solo su celo causó una brecha entre ella y Berengar, sino su abrumador sentido de superioridad moral hacia él y sus otras esposas, que resultaba de ser la Alta Reina.