Han pasado días desde que ocurrió la batalla en la Fortaleza Alemana. Desde entonces, Berengar había marchado con sus fuerzas hacia la Jungla con el objetivo de conquistar el Imperio Azteca. En ese momento, el Emperador Alemán cabalgaba sobre su poderoso corcel rojo. En una mano, tenía las riendas de su caballo, y en la otra, una correa atada al cuello de la Princesa Azteca.
Había partido de su fortaleza con solo quinientos hombres a cuestas. Entre estos soldados había dos compañías de infantería y un batallón de artillería que había dividido sus seis cañones en dos cañones Schmidt mk2, dos cañones giratorios, y dos cañones de campo FK 22 de 7,5 cm.