En la Tierra Santa, un total de tres ejércitos se habían reunido en los campos fuera de la ciudad de Acre. El primero y más poderoso de estos ejércitos pertenecía al poderoso Imperio Bizantino. A pesar de su ventaja tecnológica, era una pequeña fuerza de aproximadamente cinco mil hombres en total. Los Bizantinos no se habían molestado en enviar la mayor parte de sus fuerzas a esta batalla y, en su lugar, eligieron una pequeña Brigada de Infantería de élite equipada con Chispas Precisas, bayonetas y armaduras con patrón de espejo.
Apoyando a esta Brigada de Infantería estaba un solo batallón de Artillería que utilizaba los Cañones de Campaña de 1417 de 12 pdr que el Ejército Alemán había reemplazado, reacondicionado y vendido a sus aliados. A diferencia del Ejército Alemán, estas armas no tenían proyectiles explosivos, sino proyectiles sólidos y disparos de metralla.