En los bordes del Reino de Francia, un batallón de soldados pertenecientes a la Guardia Fronteriza Alemana se encontraba en sus trincheras. Estos hombres no eran las fuerzas más entrenadas ni veteranas de las Fuerzas Armadas Imperiales Alemanas, pero todos tenían un papel que desempeñar. La defensa de la frontera era primordial, especialmente con tantos vecinos hostiles cerca.
Fue por esto que Berengar había puesto en marcha el plan para crear un gran perímetro fronterizo diseñado para eliminar cualquier ejército que se atreviera a marchar hacia las Tierras Alemanas. Estos soldados habían elegido la Guardia Fronteriza Alemana como su rama de servicio, probablemente porque no deseaban desplegarse en algún campo de batalla extranjero.