«Las gafas que protegían los tesoros en la sala anterior también estaban intactas... Si fuera el último caso, entonces esa persona sabía exactamente lo que estaba haciendo...» pensó Long Chen mientras miraba alrededor del cuarto.
—Por supuesto que Hermana Junior Meng puede tomar esa pequeña caja. Tú eres la razón por la que pudimos llegar aquí. Tú fuiste quien descifró esa carta que nos hizo conocer sobre esta tumba y su historia en primer lugar. No creo que sin ti nada de esto hubiera sido posible. Pienso que Hermana Junior Meng merece quedarse con esa caja más que nadie —soltó Ruan con una sonrisa aduladora mientras miraba a Meng.
—¡Estoy de acuerdo con Señor Hermano Ruan! La Hermana Mayor Meng nos ayudó a llegar aquí. También fue ella quien encontró a dos personas más cuando nos faltaba un equipo y fue quien encontró la forma de entrar en esta tumba. ¡Deberías tomar esa caja! —soltó Ling mientras sonreía.