—Por favor... no... —el hombre rogó a Long Chen mientras lloraba de dolor, pero Long Chen no soltó su agarre, en cambio, lo apretó más.
—Entonces háblame de tu maestro —Long Chen dijo con una sonrisa mientras miraba a los ojos del hombre.
Los ojos del hombre se abrieron de par en par tan pronto como escuchó a Long Chen hablar de su maestro. Comenzó a sudar profusamente.
—¡Yo... no puedo decirte nada sobre mi maestro! —el hombre respondió con tono preocupado.
—Está bien. No te obligaré... después de todo, no soy un monstruo, pero aún así te daré tiempo para pensarlo. Puedes cambiar de opinión. —Long Chen sonrió con una mirada inocente en su rostro. Sin embargo, apretó su agarre en la mano del hombre.