Puerta del Desafío [5]

La ilusión nunca terminó.

La sala blanca, el juego de ajedrez, el hombre que jugaba contra Damien, ninguno de ellos era real. Damien no se dio cuenta de ello de principio a fin.

Pero cuando el juego comenzó, algo cambió.

La ilusión se volvió más completa. El ego de Damien fue descompuesto y separado en diferentes piezas, diferentes personajes cuyas vidas experimentó. Estas ilusiones estaban influenciadas por el alma de Damien, por lo que eran mucho más difíciles de detectar.

Así, su conciencia casi se sumergió completamente en la ilusión. Casi se convirtió en esas personas que veía, su verdadero ego nunca se reformaría.

El bardo fue la clave. El relicario que tenía estaba vacío. Era simplemente algo que recogió durante sus viajes. Las imágenes que Damien vio cuando abrió su cuerpo eran… sus propios recuerdos.