Una vez que el grupo estuvo a salvo, Liam primero ordenó todas las hierbas de los sacos gigantes. Quería ver si consiguió alguna variedad nueva de hierbas de su pequeña excursión.
Pero por desgracia, aunque había algunas hierbas nuevas, aún no eran las que necesitaba para la receta del elixir. Tampoco sabía para qué podrían usarse o sus nombres.
No obstante, organizó todas las hierbas que conocía y también aquellas que no conocía, y colocó todo en los espacios de su inventario.
—Tsk. Tsk. Ya estoy completo. —Liam chasqueó la lengua. Luego saltó sobre la espalda de Luna y el dúo se levantó dirigiéndose directamente a la ciudad frente a ellos.
—Aquí estamos. —Los dos llegaron al lugar en unos minutos y una vez más, Liam se cambió a la túnica negra que cubría su cuerpo y su rostro.
Normalmente, una figura con capucha como esta destacaría, pero en la ciudad llena de gente, solo era uno entre muchos.