Poco después de que las palabras de Montez cayeron, el largo mostrador mágico apareció una vez más. Parecía extenderse hacia la izquierda y la derecha interminablemente.
El primer instinto de Leonel fue obtener el mejor Dispositivo de Análisis de Zonas que pudiera. El precio por carecer de información simplemente era demasiado alto. Solo un único error podría resultar en un fracaso. Si algo así ocurriera, su vida estaría acabada.
—Tío Montez, ¿hay… tesoros de escape? —preguntó Leonel.
De repente, Leonel pensó en algo. Según lo que había visto, parecía imposible encontrar un dispositivo con una precisión del 100%. Al mismo tiempo, no creía que el único camino restante en caso de un error realmente fuera la muerte.
Al escuchar estas palabras, Montez sonrió.