[Capítulo Bonus por 1200, pequeños demonios]
Leonel cerró los ojos con fuerza como si intentara parpadear para alejar su fatiga.
En lo profundo de su estómago, cayó un carbón ardiente. Un instante después, explotó.
Como si cientos de serpientes corrieran por su cuerpo, Leonel sintió que todas sus venas, arterias y vasos sanguíneos se habían encendido repentinamente.
Sus ojos se abrieron, un profundo rojo oculto en las profundidades de su pálido verde.
Su cabeza giró ligeramente en una dirección en particular. El frío de su mirada burbujeaba hacia afuera.
Miles y Simeon sintieron un sudor frío empapar sus espaldas. Por un momento, les resultó difícil incluso respirar, y mucho menos moverse.
«… Me tomaría 8 minutos y 36 segundos llegar allí y matarlos en este estado… No es suficiente tiempo…»