Leonel se perdió completamente en un mundo nuevo. Aunque no estaba seguro de por qué tenía que hacer todos estos ejercicios con las manos todavía, Leonel ya había olvidado por completo esa curiosidad. Su mente estaba completamente enfocada en el objetivo que se había fijado.
Según el programa de entrenamiento de su padre, la flexibilidad era el primer paso para entrenar los dedos de un Artesano de la Fuerza. Sin flexibilidad como base, todo lo demás sería más difícil. Los ejercicios de flexibilidad eran casi como un mecánico aceitando diligentemente incluso los componentes más pequeños de sus máquinas, asegurándose de que hasta los rincones más pequeños estuvieran en óptimas condiciones de funcionamiento.
Solo después de establecer una base de flexibilidad, Leonel dirigiría su atención hacia la fuerza y la velocidad. Al llegar a este paso, Leonel comenzaría a trabajar en ejercicios de destreza que le enseñarían cómo usar su fuerza y velocidad recién adquiridas.