Lágrimas Reales

Leonel arqueó una ceja. Había algo extraño en esta situación. Le faltaba la tensión que debería tener, o tal vez era algo más que no podía identificar del todo.

Sin embargo, Leonel ya había sufrido una vez hoy por no ser lo suficientemente cauteloso. No tenía intención de cometer el mismo error dos veces. En cambio, observó en silencio, sus sentidos afinados al máximo. Parecía estar relajado, pero no se perdía ni un solo detalle en un radio de 200 metros a su alrededor.

Los ojos del Capitán Sela brillaron con felicidad cuando escuchó las palabras del hombre. Como Capitán, por supuesto sabía quién era este hombre.

—Haz las cosas un poco más fáciles para ti, joven. No resistas y ven conmigo.

—… No es de extrañar que nunca hayan tenido la menor oportunidad contra el Imperio.