La velocidad de Leonel estaba más allá de los límites de un mortal. Sin embargo, con su experiencia en artes marciales, Damián se dio cuenta de que no era tan sencillo como puro ritmo. Había algo extraño en el ritmo de los pasos de Leonel que lo hacía parecer incluso más rápido de lo que era, como si se estuviera acercando desde ángulos imposibles al mismo tiempo.
«¿Cómo es posible? Me he sumergido en las artes marciales durante décadas, ¿por qué no puedo compararme con un niño pequeño?!»
Damián rugió en su mente, pero se dio cuenta de que no podía permitir que esto continuara de esta manera y durante tanto tiempo. Sin embargo, lo que no sabía era que Leonel estaba decepcionado por su desempeño.
«Todavía me falta algo, ella era mucho mejor que esto.»
Sin embargo, tan pronto como este pensamiento calculador apareció en la mente de Leonel, fue descartado. Esto no fue porque estuviera equivocado, sino porque estaba molesto.