Dolor

Leonel podía sentir su sangre hirviendo. Era una sensación estimulante que lo hacía sentir como si estuviera caminando sobre las nubes. Nunca podría pensar que tal éxtasis causaría pánico en incontables galaxias de distancia.

«Qué maravilloso sería si pudiera sentir esto por toda la eternidad…»

Era un pensamiento simple, incluso inocente. Pero fue este mismo pensamiento el que llevó a la muerte de tantos jóvenes de la familia Morales en el pasado.

Este sentimiento, era como una droga. Era el tipo de euforia que rara vez se encuentra en la vida, pero también era el tipo de euforia que podía desgarrar el alma y llevar a una muerte temprana.

Los ancianos de la familia solo podían mirar impotentes mientras las luces rojas se volvían más y más intensas. Incluso cuando vieron las señales de la apertura de la octava puerta, ya no sintieron la misma felicidad. Todo lo que vieron fue la tragedia de otro genio caído.