Clero

El paladín dio un paso final hacia adelante, presionando sus manos contra dos grandes puertas de madera y empujando.

Una inundación de luz asaltó la visión de Leonel, obligándolo a entrecerrar los ojos. Para cuando su visión se aclaró, solo pudo sacudir la cabeza.

La habitación era demasiado brillante. A diferencia de la sala en la que había despertado después de su batalla con Lamorak, encontraba difícil incluso abrir los ojos sin que un dolor punzante lo atacara.

Bordados de oro y plata recorrían la sala, formando un amplio conjunto de escaleras que terminaban en un alto trono con un respaldo que alcanzaba el techo.