Leonel gimió, esforzándose al máximo para ponerse de pie.
Sentía su mente dando vueltas. El dolor palpitante en su cabeza había estado creciendo lentamente desde que su Fuerza del Alma se agotó. Después de ser lanzado lejos por el Gran Buda, parecía que su umbral de dolor se había reducido, haciendo que se sintiera como si alguien estuviera martillando su cabeza constantemente.
Leonel se tambaleó mientras se levantaba. En un brazo sostenía al pequeño visón, y en el otro… no había nada. Su arco era demasiado pesado. ¿Cómo podía seguir cargándolo mientras huía? Además, con el estado actual de su mente, no había garantía de que incluso le fuera útil ahora.
En circunstancias normales, sería imposible que alguien como el Gran Buda tomara desprevenido a Leonel. Pero estas no eran circunstancias normales.