Perfecto

Leonel no esperó la respuesta de Lamorak. Ya había dado un paso adelante y encajado su primera flecha.

Runas de Bronce se iluminaron por todo su cuerpo, un halo de bronce violáceo colgando sobre su cabeza. Al mismo tiempo, una corona se grababa en su frente, haciéndolo ver como un rey santo.

Esta experiencia le enseñó a Leonel algo muy importante. Su resistencia de Fuerza del Alma no solo dependía de la cantidad de reservas de Fuerza del Alma que tenía, sino también de la velocidad con la que podía reponerla.

La lenta rotación de sus Dos Estrellas no era inútil. En todo momento, estaban absorbiendo Fuerza del entorno y convirtiéndola en Fuerza del Alma para su uso. La razón por la que había terminado en un estado tan lamentable antes era porque había usado su Fuerza del Alma más rápido de lo que su constitución podía reponerla.