Lo primero que Leonel notó fue que su Fuerza estaba ligeramente teñida de rojo. Al principio, pensó que esto era un producto de formar su Tercera Estrella. Pero, cuando revisó la situación de sus riñones, se quedó sin habla.
Se hizo muy obvio, muy rápidamente, que la energía rojiza y dorada provenía de su riñón derecho que brillaba como una gema dentro de su cuerpo.
«¿Qué demonios…?»
La mano de Leonel de repente se dirigió hacia su cicatriz, su mirada destellando con una luz imperceptible.
La verdad era que Leonel nunca había pensado mucho en su cicatriz. Se había enterado de ella por la nota de su padre, pero eso había sido antes de que siquiera entrara en la Tumba Maya. Para cuando pasó por tantas situaciones de vida o muerte y consiguió el diccionario —algo que finalmente podría usar para averiguar más al respecto— ya no estaba en su mente. Como resultado, Leonel nunca llegó a preguntar…
«¿Nodo de Fuerza Innato…?»