La atmósfera se volvió silenciosa. Syl parecía darse cuenta de que algo estaba mal cuando vio a su hermano y a Leonel enfrentarse cara a cara. Pero, las palabras que quería pronunciar parecían completamente atrapadas en su garganta. Sentía que no podía formar las palabras que deseaba decir sin importar cuánto lo intentara.
¡SHING! ¡SHING! ¡SHING!
La espada en la espalda del Joven Heredero continuaba temblando. Alguna fuerza desconocida la mantenía sin desenvainar.
Leonel continuó observando en silencio, evaluando al joven vestido de blanco frente a él.
Leonel sabía muy poco sobre la Cuarta Dimensión como para medir la fuerza con precisión. Pero, podía percibir la presión más fácilmente que tal vez cualquier otra persona. Aunque este Joven Heredero era más débil que el Tío Zimo, considerando su juventud, Leonel no tenía ninguna duda de que llegaría un día en el que Zimo quedaría completamente eclipsado.