La mente de Leonel estaba llena de visiones del espadachín alado.
Era una vista bastante hermosa de contemplar. Cada movimiento era suave y fluía hacia el siguiente.
El batir de sus alas, la toma de una respiración, el balanceo de su espada. Sus pasos, su Fuerza, sus pensamientos… Todo estaba en perfecta unión.
Cuanto más tiempo observaba Leonel, más profundo se sumergía en el mundo.
Podía sentir las energías familiares tratando de asaltar su mente. Pero, comparado con el pasado, donde casi murió, casi sentía como si algo le hiciera cosquillas. La capacidad de su mente estaba simplemente demasiado más allá de lo que había sido en el pasado.
Eventualmente, Leonel sintió que había sido demasiado cauteloso.