—¿Sucede algo? —preguntó Leonel.
Leonel realmente no entendía por qué Anared había venido aquí con una postura tan agresiva. No podía recordar haber ofendido a Anared antes. Sin embargo, este último lucía una expresión aún más fría de lo habitual.
—¿Qué quieres decir exactamente con esto? —respondió Anared fríamente.
—… ¿De qué demonios estás hablando?
Anared miró fijamente a Leonel durante mucho tiempo.
—Parece que quieres morir.
La mirada de Leonel se volvió fría.
En ese momento, Aina también reaccionó. Una leve luz roja parpadeó dentro de sus casi dorados iris. Parecía como si pudiera sacar su espada en cualquier momento.
—Hermano mayor, ¿qué estás haciendo? —la voz de Syl cortó repentinamente la conversación. Pero, Anared no respondió a su hermana.
Miró de Leonel a Aina y de vuelta.
—La dejarás si sabes lo que te conviene —dijo Anared fríamente.