Leonel se obligó a calmarse y entró en su propia habitación, dejando a Aina sola.
Ahora que lo pensaba, realmente la había dejado sola por bastante tiempo. Tenía sentido que ella encontrara algo que hacer. ¿Quién sabía cuándo había sido la última vez que tuvo tiempo para relajarse?
Leonel no pudo evitar sonreír.
De vuelta en la Zona de Joan, Aina nunca necesitaba bañarse debido a su uniforme tipo militar. Su función de autolimpieza aseguraba que no tuviera que preocuparse por ello. Así que, esta era la primera vez que Leonel experimentaba este tipo de sensación.
Lo que comenzó como él suprimiendo de manera forzada los pensamientos lascivos de un joven se convirtió en él apreciando el sonido del agua moviéndose en una paz silenciosa pero dulce. Se había vuelto menos acerca del hecho de que Aina se estaba lavando y más acerca de que ella confiaba en él lo suficiente para hacerlo.