«Único propósito»

La detonación fue ensordecedora. Para aquellos dentro de los muros, se sintió como si otro día del juicio descendiera. Las explosiones cacofónicas no eran menos inquietantes que el día en que las Islas Paraíso cayeron del cielo.

Miles sintió el suelo bajo sus pies ceder y colapsar.

¿Cómo sonaría que millones de toneladas de acero se doblaran? ¿Cómo sonaría que una montaña de metal colapsara?

Bueno, era incierto si muchos podrían decírtelo porque ese día, esos ruidos no fueron lo que resalta en primer plano. Lo que en cambio recordarían era la vista del muro que los había protegido durante más de un año dividiéndose y la inundación de Inválidos que salían arrastrándose del humo creciente y los incendios interminables.

Era una visión sacada directamente del infierno.

Estas criaturas no conocían el dolor, no conocían la fatiga, no conocían la misericordia. Incluso mientras escalaban sobre los cadáveres carbonizados de sus propios compañeros, no se detenían ni siquiera un momento.