Noah colocó el talismán, un pequeño atisbo de sorpresa en su rostro. Aun así, solo le tomó un momento recuperar la calma.
Noah no sabía cuál era la habilidad de su abuelo. De hecho, estaba seguro de que nadie lo sabía. El Emperador Fawkes era un hombre que siempre mantenía sus cartas cerca de su pecho. Incluso sus asesores más cercanos podrían no saber todo lo que pensaba.
Pero, este era el camino de un Emperador. Permanecer tan tranquilo incluso frente a todo lo que tú y tus Antepasados habían construido, potencialmente ardiendo hasta los cimientos… este era el distintivo de un verdadero gobernante.
Dicho esto, Noah no estaba tan seguro de que esto tuviera que ver solo con tranquilidad. Siempre tenía la sensación de que su abuelo no estaba tranquilo, sino más bien… confiado.
Era una diferencia sutil que era difícil de captar pero aún más difícil de fingir.