Invierno

—¡Príncipe! —el semblante de Jessica cambió.

No había creído que la diferencia entre Leonel y Noah fuera tan marcada. Pero, para cuando estuvo lista para moverse, Mordred le bloqueó el paso.

—Ya te advertí lo que pasaría si seguías por este camino. Él no es una persona a la que le guste matar, así que no lo fuerces. Es mejor si lo dejas desahogar su rabia. Si intentas interferir, no puedo garantizar que saldrás en una sola pieza.

Jessica casi no podía creer la naturaleza ridícula de las palabras de Mordred. Su fría expresión se agrietó, dando paso a un leve atisbo de ira.

—¡Déjame pasar!

Mordred agitó su varita, haciendo que varios tentáculos negros de oscuridad surgieran del suelo, obstruyendo el camino de las bestias de Jessica.

El aura alrededor de Leonel se elevó. El pilar de luz dorada que lo envolvía hacía que pareciera como si fuera un escogido. Su rabia era la rabia del universo. Si quería que alguien sufriera, lo harían. Nada más, nada menos.