Despierto

Los ojos de Leonel se abrieron de golpe. Su primer instinto fue levantarse, pero el crujido de sus huesos y el dolor de cabeza punzante lo hicieron pensarlo dos veces.

—¿Hm?

El sonido de un ritmo de respiración que Leonel estaba seguro era el suyo llamó su atención. Se giró hacia un lado, solo para encontrar a Aina acurrucada como un gatito, todavía con su máscara puesta. Leonel no podía culparla, probablemente era mucho más cómodo para ella dormir con ella puesta que sin ella.

La cama de Leonel era bastante grande, suficiente para que incluso cuatro personas durmieran sin molestarse entre sí. Así que, aunque Aina estaba acurrucada a su lado, todavía estaba a medio metro de él.

Leonel no pudo evitar sonreír. El pequeño visón y Aina acurrucados juntos eran definitivamente una vista adorable de contemplar.

El movimiento de Leonel pareció alertar a Aina. Sus ojos se abrieron solo para ver la sonrisa de Leonel.