Imponente (6)

Las palabras dejaron pasmado a Anared. Sin embargo, antes de que pudiera siquiera pensar en reaccionar, Leonel se lanzó hacia adelante, su lanza resonando.

El Maestro Titiritero sintió como si su dignidad estuviera siendo mancillada. O, más bien, tenía suficiente comprensión de la naturaleza humana para entender que así era como debería sentirse. Pero, si experimentaba emoción de esta manera o no, era otro asunto completamente diferente.

Lo que sí sentía, sin embargo, era que Leonel era completamente irracional. Incluso si se dejaba de lado su habilidad, solo su fuerza de Fuerza por sí sola era suficiente para aplastar a Leonel hasta convertirlo en una pasta de carne. La diferencia entre ellos era imposible de salvar.

Aunque estaba sorprendido de que Leonel hubiera sobrevivido a su golpe inicial, solo era eso. Ese golpe, incluso si estaba siendo generoso, solo fue casual. Además, tenía que asegurarse de no usar demasiada fuerza para no acabar matando a Aina también.