La muerte de Anared fue como un mazazo en la mente de Heira. Incluso después de que la ciudad cayó, una parte irracional de ella quería creer que aún era posible que él estuviera allí, aún posible que apareciera ante ella perfectamente.
No se podía decir que los dos fueran una pareja normal de ninguna manera. Anared estaba tan enfocado en volverse digno que apenas pasaba tiempo con ella y Heira era demasiado orgullosa para pedirle más tiempo.
Pero, al final del día, eran prometido y prometida, dos personas destinadas a ser un día marido y mujer.
Para Anared, podría haber sido una batalla cuesta arriba reclamar su mano. Pero, ya había estado tan cerca de la cima, tan cerca de contemplar el horizonte desde el otro lado de la montaña.
Pero la realidad era cruel.
Justo cuando estaba casi allí, justo cuando la Tierra estaba a punto de caer, justo cuando casi había ganado el derecho de llamarla su esposa... Leonel apareció.