Ahhnnggg!!!
Cuando su miembro entró en ella, los ojos de María se abrieron de par en par y soltó un grito histérico. Después de eso, su cuerpo comenzó a temblar violentamente como si estuviera teniendo un ataque.
—¡Dios mío! —exclamó Max por lo ajustada que estaba. La sensación era increíble, pero no podía deleitarse en ella porque podía ver cuánto dolor le causaba.
—¡Qué pena! —suspiró y justo cuando estaba a punto de retirarse para que ella pudiera estar tranquila, María rodeó sus piernas alrededor de él y dijo entre sus gritos de dolor, —N-No, mi señor. D-Dejémoslo así. Puedo... soportarlo.
Max la miró sorprendido. Podía ver claramente cuánto dolor estaba sintiendo en ese momento, pero aun así, ella le pedía que no se retirara.