—¡Hermosa! —exclamó Max al apartar sus manos de prisa y ver la pequeña flor que se abría ante sus ojos.
Su coño se veía muy delicado y rosa, también estaba muy hinchado y apetecible.
Como si sintiera su mirada, ella dio un respingo, lo que casi hizo que Max perdiera el sentido. Agarró su miembro palpitante y empezó a frotarlo sobre el coño virgen de ella.
—Mientras tanto, María sentía su rostro arder de vergüenza. No podía creer que un hombre estuviera mirando su parte más privada y que fuera a introducir su cosa en ella.
Mm~
Un gemido escapó de su boca cuando sintió que Max frotaba algo duro sobre su coño.
—¿E-está frotando su cosa ahí abajo?—se preguntó. Tenía bastante curiosidad por ver la virilidad de un hombre por primera vez en su vida, pero a pesar de que estaba justo delante de ella, no pudo reunir suficiente coraje para abrir sus ojos y echarle un vistazo.
Mm~ Ahn~