Chicas sirvientas codiciosas

Su tentadora apariencia actual, junto con el hecho de que tuvo que detenerse a mitad de camino la noche anterior, le dificultaba controlar su lujuria desbordante.

Sin perder otro segundo, Max sostuvo su adorable rostro y plantó sus labios en sus deliciosos y delgados labios rosados.

Mm~

Aunque María tenía una personalidad extremadamente tímida, no se retraía como la noche anterior. Cerró los ojos y comenzó a responder a su beso.

Sus labios intentaron abrazar los labios de Max pero, como no tenía ninguna experiencia previa, sus movimientos eran torpes y bajo el feroz asalto de los labios y la lengua de Max, no tuvo más opción que rendirse y dejar que él jugara con sus delicados labios y lengua.

Después de que Max saboreó sus dulces labios y fragante lengua, se embriagó. Solo después de que María comenzó a tener dificultades para respirar, él se detuvo a regañadientes.

¡Jadeo! ¡Jadeo! ¡Jadeo!