Increíble María*

Hah~ Mm~ Nngh~

Dentro de la habitación, María tenía los ojos cerrados mientras gemía en éxtasis. Su coño estaba empapado y tembloroso sin cesar. Su respiración era ruda, y parecía que alcanzaría el clímax en cualquier momento.

Viendo esto, Max dejó de jugar con su pezón y sacó sus dedos de su coño.

—Hah~ Mi señor. ¿Por qué… por qué te detuviste? Ah~ —preguntó María entre gemidos, su voz mostraba señales de insatisfacción.

El placer que había recorrido su cuerpo hasta hace poco la había intoxicado y podía sentir un placer aún mayor en camino, pero antes de que llegara, Max se detuvo. No le sorprendió a Max que ella se sintiera insatisfecha.

Él sonrió hacia ella y se posicionó entre sus largas piernas delgadas. Miró su hermosa flor rosada con una lujuria ardiente en sus ojos.

¡Glup!

Se tragó su propia saliva para controlar su lujuria ardiente. Finalmente iba a probarla y esto hizo que la sangre se le subiera a la cabeza y su respiración se volviera errática.