¡Desde ahora eres mi mujer!

Después de un rato, Max sintió que el cuerpo de María se endurecía y la presión que su coño ejercía sobre su miembro aumentaba por momentos. Max sabía que estaba a punto de alcanzar el orgasmo.

Aunque a Max le habría gustado disfrutarlo un poco más, ya no se podía hacer nada. Dejó de contenerse y se preparó para llegar al clímax con ella.

¡Zas! ¡Zas! ¡Zas!

Aumentó la velocidad de sus embestidas, haciendo que María se sintiera en el séptimo cielo.

Un momento después, ella echó la cabeza hacia atrás, su cuerpo se arqueó como un arcoíris mientras soltaba un gemido penetrante y alcanzaba el clímax.

—Ahhhnnngggg~

—¡Argh! ¡Increíble! —Max también cerró los ojos y liberó su carga dentro de ella.

...

¡Jadeo! ¡Jadeo! ¡Jadeo!

María se quedaba sin aliento después de un ejercicio tan intenso. Jadeaba, intentando recuperar el aliento y al hacerlo, su pecho seductor subía y bajaba, creando un hermoso paisaje.

¡Plaf!