—¿Ha venido la pequeña María? —una voz femenina envejecida sonó desde la habitación. Unos momentos después, una anciana élfica de aspecto amigable salió lentamente.
—¡Madre! —María llamó emocionalmente cuando vio a su madre.
La anciana miró a María con una mirada amorosa y asintió antes de que su mirada encontrara a Max y al grupo que estaba detrás de ella.
—¿Por qué todos siguen parados afuera? Por favor, entren. ¡Cof! ¡Cof! —dijo ella.
—Madre, no debes esforzarte demasiado, ¿verdad? ¿Por qué saliste? Vamos a entrar. —María caminó apresuradamente hacia ella y la apoyó. Luego la llevó adentro.
El anciano sonrió con ironía, viendo que María solo parecía cuidar a su madre. Luego miró a Max y al grupo invitándolos cortésmente a entrar. —Por favor, pasen.
…
Después de un rato, los padres de María estaban sentados en una cama de madera y Max y el grupo estaban en otra. María estaba de pie junto a la cama de sus padres con la cabeza baja.