Un hombre estaba de pie en la parte trasera, vestido completamente de negro. Una espada afilada descansaba en su espalda, dentro de una funda.
Resultaba ser el que Elisi llamaba Tei, y era conocido como el Maestro de la Espada de las Águilas Rojas.
Tei no tenía ninguna habilidad elemental, pero sí despertó una habilidad física que le otorgaba maestría sobre la espada. Se decía que era capaz de cortar a los enemigos en un abrir y cerrar de ojos con su espada en mil diminutos pedazos.
Tei asintió con la cabeza mientras se dirigía hacia Elisi.
—Maldito demonio, me has causado tantos problemas. Mataste a tantos de nuestro pueblo. ¿De verdad pensaste que podrías salir vivo? Somos las Águilas Rojas. Incluso sin el Maestro del Gremio en la ciudad, no somos tan débiles como para que puedas vagar tan libremente.
Elisi se burlaba de Lucifer, quien yacía en el suelo, inmóvil.