Tal como había esperado, los dedos de Lucifer se detuvieron antes de tocar el rostro sereno del anciano.
Lucifer se dio la vuelta y comenzó a alejarse en completo silencio.
—No importa qué. Tú salvaste mi vida. Aunque no me importe nada de ti, no te mataré. Aunque la familia que me diste no fue más que una ilusión, sigue siendo un recuerdo precioso para mí.
—Pude crecer con la vida que deseaba. Una vida feliz, lejos de todo el dolor. Aunque era una mentira, era una mentira que no me molestaba. Así que te dejaré vivir. Pero este será el último momento en el que me veas o escuches. ¡Aquí es donde termina nuestra relación!
—A partir de ahora, ¡no me conoces! Y yo no te conozco. Somos extraños. Y si alguna vez te vuelvo a ver, te prometo que te mataré. Así que aléjate de mí y no le digas a nadie que estás relacionado conmigo de alguna manera —dijo Lucifer antes de volar hacia el mar.
Había decidido que iba a regresar a Elisio, su lugar de origen.