—¿Una hora? —preguntó Caen, sorprendido—. ¡¿No me digas que usaste tus habilidades en mí otra vez?!
—Corrección. No las usé en ti. Las usé en todo el bosque para facilitarme la caza —respondió Salazar—. De todos modos, enciende el fuego. ¡Mi estómago empezará a rugir si no te das prisa!
—Entonces no deberías haber ralentizado el tiempo. Ya habría regresado hace mucho. Todo estaría listo ahora —expresó Caen, sacudiendo la cabeza.
Comenzó a preparar todo.
...
—Ah, ¿estás seguro de que no voy a caer? Quiero decir, ¡preferiría caminar! ¡No quiero caer a mi muerte! —un grito llenó el entorno, proveniente de un hombre que estaba volando, pero no por sus habilidades.
Su rostro estaba pálido mientras miraba hacia abajo, dándose cuenta de que ahora estaba a miles de pies sobre el suelo. Cuando escuchó a Lucifer decir que lo estaba llevando, no esperaba que fuera así.