Lucifer caminaba de un lado a otro en la isla, tratando de pensar en una forma de escapar. Incluso intentó hacerse daño, pensando que podría ayudarle a despertar.
Atacó su pierna con su rayo.
A medida que el rayo atravesaba su pierna, un agujero se hizo aparente en su pierna, el cual pronto sanó. Sin embargo, por alguna razón, no sintió dolor.
—Fue una idea tan descabellada. Por supuesto, no iba a funcionar —murmuró Lucifer, sacudiendo la cabeza.
Ya se había quedado sin ideas, ya que no podía ocurrírsele nada. Era como un pato sentado esperando que de alguna manera su sanación lo despertara.
Al encontrarse tan indefenso, también estaba enojado. Estaba especialmente enojado consigo mismo, pateando la arena mientras caminaba de un lado a otro.
—¿Hmm?
Miró lentamente hacia arriba, notando que su entorno se oscurecía. Era como si de repente fuese de noche. No debería haber sido así, ya que había visto un sol brillante en el cielo.